El profesor Francesco Capozzi de la Universidad de Bolonia, coordinador del proyecto CHANCE, resume este proyecto, de tres años de duración, de la siguiente manera: «Pese a que los trastornos nutricionales más importantes afectan con mayor frecuencia a los individuos con las rentas más bajas y que viven al borde de la pobreza, son muy pocos los esfuerzos realizados para desarrollar productos más saludables a un precio más asequible. En el proyecto CHANCE se investigarán métodos para reducir los costes de producción y aumentar los conocimientos sobre este grupo de consumidores, y se espera impulsar de este modo el desarrollo de productos alimenticios capaces de marcar un antes y un después: productos atractivos y a la disposición de personas que verdaderamente los necesitan»1.
Las rentas bajas y la nutrición deficiente son dos caras de una misma moneda
Los investigadores han hallado un vínculo directo entre la renta (los ingresos de los individuos) y la calidad de la alimentación: a medida que el estatus socioeconómico disminuye, las dietas se vuelven cada vez más desequilibradas. Uno de los motivos podría ser que los individuos con rentas bajas no se pueden permitir alimentos suficientemente nutritivos. También el bajo nivel educativo de estas personas puede explicar sus hábitos alimenticios inadecuados. La educación influye en el nivel de conocimientos que las personas tienen sobre la nutrición, lo que, a su vez, afecta a los hábitos alimenticios, como la ingesta de fruta y verdura. Existe una relación directa entre una alimentación inadecuada y el riesgo de padecer obesidad y problemas relacionados con la obesidad, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Además, las dietas de baja calidad conllevan deficiencias de micronutrientes2. En Europa, 81 millones de personas están al borde la pobreza. El aumento del riesgo de padecer enfermedades relacionadas con una nutrición deficiente constituye un grave problema de salud pública y de bienestar para la sociedad, además del sufrimiento que ocasiona en los individuos2.
Las rentas bajas y la nutrición deficiente son dos caras de una misma moneda
Los investigadores han hallado un vínculo directo entre la renta (los ingresos de los individuos) y la calidad de la alimentación: a medida que el estatus socioeconómico disminuye, las dietas se vuelven cada vez más desequilibradas. Uno de los motivos podría ser que los individuos con rentas bajas no se pueden permitir alimentos suficientemente nutritivos. También el bajo nivel educativo de estas personas puede explicar sus hábitos alimenticios inadecuados. La educación influye en el nivel de conocimientos que las personas tienen sobre la nutrición, lo que, a su vez, afecta a los hábitos alimenticios, como la ingesta de fruta y verdura. Existe una relación directa entre una alimentación inadecuada y el riesgo de padecer obesidad y problemas relacionados con la obesidad, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Además, las dietas de baja calidad conllevan deficiencias de micronutrientes2. En Europa, 81 millones de personas están al borde la pobreza. El aumento del riesgo de padecer enfermedades relacionadas con una nutrición deficiente constituye un grave problema de salud pública y de bienestar para la sociedad, además del sufrimiento que ocasiona en los individuos2.
Para intentar resolver el problema de la nutrición deficiente en las poblaciones que están al borde de la pobreza, y de este modo prevenir los problemas asociados, el proyecto CHANCE ha incluido entre sus prioridades la necesidad de profundizar en el conocimiento de los grupos de población implicados3.
Prestar especial atención a las mujeres y a los ancianos
De los datos recopilados por Eurostat en 2010 se obtuvo que las mujeres y los ancianos tienen una mayor probabilidad de estar en situaciones de pobreza que la población general4. Los investigadores que participan en CHANCE tienen la intención de ahondar en estos datos utilizando criterios geográficos y sociales para clarificar cuáles son los principales grupos de riesgo en Europa3. Una vez identificados dichos grupos, las preguntas más importantes que se plantean son: ¿Qué alimentos consumen? ¿El principal problema lo constituyen el sobrepeso y la obesidad, o los grupos al borde de la pobreza tienen una salud deficiente a causa de un consumo insuficiente/inadecuado de micronutrientes tales como el hierro y la vitamina B121? Para averiguarlo, el método de investigación de CHANCE abarca: revisión de la bibliografía científica, distribución de cuestionarios acerca de los hábitos alimenticios, toma de mediciones tales como el peso, la estatura y la circunferencia de la cintura, y evaluación del estado nutricional y de salud3.
Superar obstáculos y desarrollar productos alimenticios nuevos
Los investigadores participantes en CHANCE estudiarán qué es lo que percibe el grupo de riesgo identificado como obstáculos que les separan de una alimentación sana. Además, intentarán averiguar qué es lo que impide a este grupo concreto consumir alimentos nutritivos, en opinión de los comercios minoristas, de las empresas del sector de alimentos y bebidas, y de los consumidores de la cadena alimentaria. Basándose en estas averiguaciones, en el proyecto CHANCE se explorarán ingredientes y materias primas que se puedan emplear para la producción de productos alimenticios con los que resolver los problemas nutricionales identificados: productos alimenticios que sean atractivos y asequibles para las personas con rentas bajas. El proyecto se centrará especialmente en tecnologías de bajo coste e ingredientes tradicionales con los que desarrollar dichos productos alimenticios3.
Prestar especial atención a las mujeres y a los ancianos
De los datos recopilados por Eurostat en 2010 se obtuvo que las mujeres y los ancianos tienen una mayor probabilidad de estar en situaciones de pobreza que la población general4. Los investigadores que participan en CHANCE tienen la intención de ahondar en estos datos utilizando criterios geográficos y sociales para clarificar cuáles son los principales grupos de riesgo en Europa3. Una vez identificados dichos grupos, las preguntas más importantes que se plantean son: ¿Qué alimentos consumen? ¿El principal problema lo constituyen el sobrepeso y la obesidad, o los grupos al borde de la pobreza tienen una salud deficiente a causa de un consumo insuficiente/inadecuado de micronutrientes tales como el hierro y la vitamina B121? Para averiguarlo, el método de investigación de CHANCE abarca: revisión de la bibliografía científica, distribución de cuestionarios acerca de los hábitos alimenticios, toma de mediciones tales como el peso, la estatura y la circunferencia de la cintura, y evaluación del estado nutricional y de salud3.
Superar obstáculos y desarrollar productos alimenticios nuevos
Los investigadores participantes en CHANCE estudiarán qué es lo que percibe el grupo de riesgo identificado como obstáculos que les separan de una alimentación sana. Además, intentarán averiguar qué es lo que impide a este grupo concreto consumir alimentos nutritivos, en opinión de los comercios minoristas, de las empresas del sector de alimentos y bebidas, y de los consumidores de la cadena alimentaria. Basándose en estas averiguaciones, en el proyecto CHANCE se explorarán ingredientes y materias primas que se puedan emplear para la producción de productos alimenticios con los que resolver los problemas nutricionales identificados: productos alimenticios que sean atractivos y asequibles para las personas con rentas bajas. El proyecto se centrará especialmente en tecnologías de bajo coste e ingredientes tradicionales con los que desarrollar dichos productos alimenticios3.
Para desarrollar productos alimenticios nuevos se necesitan conocimientos técnicos. Igual de importante resulta tener un exhaustivo conocimiento del estilo de vida y de las necesidades de las personas que viven al borde de la pobreza. Se evaluarán los ingredientes y los productos alimenticios que se empleen en el proyecto CHANCE, para asegurarse de que den respuesta a las expectativas de los consumidores y de que se ajusten a los requisitos de producción5.
Si desea obtener información adicional
El proyecto CHANCE está siendo coordinado por el profesor Francesco Capozzi y la profesora Alessandra Bordoni, de la Universidad de Bolonia (Italia). El consorcio de este proyecto multidisciplinar está integrado por 17 socios de 9 países europeos. En las actividades de investigación y de desarrollo de tecnologías encuadradas en el proyecto CHANCE participan 10 universidades e institutos de investigación, junto con 5 pequeñas y medianas empresas (PYMES) del sector de la alimentación.
Si desea obtener información adicional
El proyecto CHANCE está siendo coordinado por el profesor Francesco Capozzi y la profesora Alessandra Bordoni, de la Universidad de Bolonia (Italia). El consorcio de este proyecto multidisciplinar está integrado por 17 socios de 9 países europeos. En las actividades de investigación y de desarrollo de tecnologías encuadradas en el proyecto CHANCE participan 10 universidades e institutos de investigación, junto con 5 pequeñas y medianas empresas (PYMES) del sector de la alimentación.
Para obtener más información acerca del proyecto, visite el sitio webwww.chancefood.eu o escriba un mensaje a la dirección de correo electrónico chance@unibo.it.
El proyecto CHANCE (Tecnologías de bajo coste e ingredientes tradicionales para la producción de alimentos asequibles y nutricionalmente adecuados que mejoren la salud en los grupos de población que están al borde de la pobreza) recibe fondos para la investigación del Séptimo Programa Marco de la Comunidad Europea (Contrato n. 266331).
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