La elección de alimentos en Europa
La elección de alimentos es un proceso complejo y los factores que le influyen difieren en toda Europa1. Por lo general, muchos factores socioculturales determinan los alimentos que se eligen, y qué hábitos alimentarios surgen de estas elecciones. Culturalmente hablando, los alimentos pueden expresar hospitalidad, celebración y sociabilidad. Para muchas personas, las comidas son vistas como una oportunidad para reunirse, dando placer y desempeñando un papel esencial, especialmente en el sur de Europa fortaleciendo los lazos sociales1. La tradición también juega un papel importante en la elección y actitud frente a los alimentos, pasando de generación en generación y a veces vinculado a creencias éticas o religiosas.
Los factores prácticos también influyen en las decisiones sobre qué alimentos comprar, preparar y comer, como el sabor preferido, “el mejor precio” o las opciones disponibles. Últimamente se presta atención a la capacidad de planificar y preparar una comida, junto con las habilidades y la confianza en la cocina.
Habilidades en la cocina: un factor en la elección de alimentos y en la salud La habilidad para cocinar, seguida de una receta y de las instalaciones disponibles, pueden jugar un papel importante en la elección de los alimentos. Si una persona se vuelve dependiente de los alimentos que requieren mínima preparación, o de alimentos preparados, pone una restricción en su elección, tal que los consumidores cada vez cocinarán menos2. Puesto que se sabe que la nutrición juega un papel importante en la salud, la preparación de los alimentos y las habilidades en la cocina tienen el potencial de afectar a la salud y el bienestar.
Las investigaciones se han centrado también en las habilidades en la cocina como un factor de las diferencias socioeconómicas en la dieta. Estudios en el Reino Unido e Irlanda han demostrado una asociación entre la ocupación o el nivel socioeconómico y las habilidades o la confianza para cocinar, y sugieren que la falta de confianza y las pocas habilidades para cocinar contribuyen al menor consumo de frutas y verduras en los grupos socioeconómicos bajos3. Otros estudios Europeos sugieren que las intervenciones dirigidas a las habilidades en la cocina pueden ser una estrategia eficaz para promover un modo de comer sano4.
Varias intervenciones basadas en la cocina se han centrado en los grupos desfavorecidos como medio para reducir la diferencia en la dieta relacionada con la salud. En Escocia se puso en marcha un estudio de intervención basado en las habilidades culinarias en zonas socialmente desfavorecidas, y mostró un efecto pequeño pero positivo en la mejora de la elección de alimentos y en la confianza a la hora de preparar alimentos, lo que puede ser útil como punto de partida para iniciar cambios dietéticos5. Los clubs de cocina después de la escuela también se han usado como un modelo para mejorar tanto las habilidad en la cocina como la unión de la comunidad6.
¿Saben como comer los europeos? En muchos países Europeos, la comida es una parte importante de la cultura, y los platos tradicionales se asocian con muchos países. Sin embargo, se está convirtiendo en motivo de preocupación que los jóvenes de toda Europa no están adquiriendo habilidades básicas en la cocina lo que les hace incapaces de tener autonomía a la hora de elegir los alimentos1. A pesar de la mayor accesibilidad a productos crudos, se está produciendo una bajada de las habilidades tradicionales en la cocina en un época de transición culinaria. En el Reino Unido, el 10% de la población señala el no saber cocinar como un factor limitante a la hora de elegir los alimentos7. De hecho, en el Reino Unido, incluso la estrategia del gobierno destacó la necesidad de mejorar las habilidades de los jóvenes en la cocina. Por el contrario, la cocina parece ser muy popular, tal y como indica la popularidad de los programas de cocina en la televisión, los libros de cocina y las revistas, pero este interés no significa que se aplique en la cocina.
Se ha pensado que la desaparición de habilidades en la cocina puede ser resultado de la situación actual de la mujer, cada vez se incorporan más al mundo laboral, mientras que tradicionalmente tuvo mayor responsabilidad en las actividades relacionadas con los alimentos en el hogar. Esto pone de manifiesto que hay descalificación en las tareas de preparación de alimentos. Además, los estudios han demostrado que la mayoría de la gente aprendió a cocinar con su madre; la presión sobre las madres trabajadoras puede decir que las habilidades en la cocina no se transmiten a los niños6. Esto crea una mayor dependencia de los alimentos de fácil preparación.
En los últimos años se ha visto una evolución en la cocina, pasando de los ingredientes como materias primas a alimentos preparados ampliamente disponibles2. El elegir usar alimentos de fácil preparación depende de una serie de factores, incluyendo factores económicos y sociales así como habilidades culinarias. Sin embargo, el saber cocinar no siempre garantiza que la comida será perfectamente preparada, ya que otros factores como la planificación del menú, el conocimiento y las facilidades para cocinar también son importantes. Por otra parte, puede ser necesario un cierto grado de habilidad para preparar algunos alimentos de fácil preparación. Actualmente las habilidades para preparar los alimentos pueden ser diferentes que en generaciones anteriores.
En un momento de creciente preocupación con respecto a la sostenibilidad alimentaria, las habilidades culinarias van más allá de la cocina y de la nutrición y los alimentos elegidos pueden tener implicaciones para la sociedad2.
El aumento de las comidas preparadas y alimentos de fácil preparación
Se ha estudiado que cada vez se consumen más comidas preparadas y alimentos de fácil preparación. Esto es especialmente significativo en el Reino Unido, donde el consumo de alimentos de fácil preparación es el más alto de Europa y la comida se cocina con menos productos frescos1. Sin embargo, hasta en Francia que es más tradicional respecto a cocinar con ingredientes básicos, con gran énfasis en la estructura de las comidas y en los aspectos sociales, parece que hay algún cambio hacia alimentos de fácil preparación, especialmente entre los adultos más jóvenes.
La comodidad se puede definir de varias formas: ahorro de tiempo es un elemento de comodidad, pero en términos alimentarios, la comodidad también puede significar reducir al mínimo el esfuerzo físico y mental que se necesita para la preparación de los alimentos. Las innovaciones tecnológicas, como el microondas, los cambios culturales hacia sociedades multiculturales con nuevos alimentos, el aumento de hogares unipersonales, que menos familias coman juntas y que las mujeres trabajen remuneradamente más horas, hace que aumente la demanda de alimentos de fácil preparación.
Un estudio realizado en Suiza demostró que, en general, la mayoría de la gente utiliza los alimentos de fácil preparación hasta cierto punto. El término “comida casera” se ha reinterpretado para incluir el uso de productos de fácil preparación, como los tomates en lata, verduras congeladas o pasta seca. Un estudio informó que incluso cuando se preparan en casa, la mayoría de las cenas incluyen algunos alimentos procesados, con un 36% de los platos ya comprados preparados para comer4.
Con el aumento del uso de comidas preparadas, se ha cuestionado si son saludables. Investigadores de Suiza informaron que en general la gente tiene mala imagen acerca de las comidas preparadas en cuanto a su valor nutricional y de salud4. Aquellos que consumían más comidas preparadas sentían que ahorraban tiempo con los alimentos de fácil preparación, que eran más saludables y que eran buenos para su economía que los consumidores que consumían menos comidas preparadas.
Cocinar para controlar la dieta y la salud Los alimentos preparados en casa tienden a ser más nutritivos que los que se preparan fuera, y una dieta variada y saludable la pueden lograr aquellos que normalmente cocinan a partir de alimentos e ingredientes frescos7. Además, cocinar desde el principio da al consumidor mayor flexibilidad en la elección de ingredientes, y por lo tanto permite seguir con mayor rigor las directrices de salud pública (relacionadas con nutrientes como la sal, grasas saturadas y azúcar) para ayudar a conseguir una dieta nutricionalmente equilibrada.
Las investigaciones muestran que aquellas personas que afirman haber estado más involucradas en la compra y preparación de alimentos o que cocinan más a menudo, suelen cumplir las recomendaciones dietéticas8. Por otra parte, un rechazo a cocinar se asocia con menor consumo de fruta y verdura9. La falta de confianza también puede ser importante. En un estudio realizado en Australia, se compró más cantidad de verdura y mayor variedad y se prepararon en casas donde el principal “cocinero” tenía confianza sobre como prepararlas. El estudio también mostró menor confianza a la hora de cocinar en grupos socioeconómicos más bajos3.
Implicaciones para la salud de cocinar y comer al mismo tiempo
Comer y cocinar a la vez es mucho más común en Francia que en Inglaterra1. El tener un patrón regular en las comidas y no saltarse el desayuno ocurre más en Francia. Sin embargo, incluso en Francia están emergiendo desestructurados hábitos alimentarios, aunque no en el mismo grado que en Inglaterra. Estas diferencias podrían explicar en parte la mayor prevalencia de obesidad en Inglaterra que en Francia1.
La elección de alimentos es un proceso complejo y los factores que le influyen difieren en toda Europa1. Por lo general, muchos factores socioculturales determinan los alimentos que se eligen, y qué hábitos alimentarios surgen de estas elecciones. Culturalmente hablando, los alimentos pueden expresar hospitalidad, celebración y sociabilidad. Para muchas personas, las comidas son vistas como una oportunidad para reunirse, dando placer y desempeñando un papel esencial, especialmente en el sur de Europa fortaleciendo los lazos sociales1. La tradición también juega un papel importante en la elección y actitud frente a los alimentos, pasando de generación en generación y a veces vinculado a creencias éticas o religiosas.
Los factores prácticos también influyen en las decisiones sobre qué alimentos comprar, preparar y comer, como el sabor preferido, “el mejor precio” o las opciones disponibles. Últimamente se presta atención a la capacidad de planificar y preparar una comida, junto con las habilidades y la confianza en la cocina.
Habilidades en la cocina: un factor en la elección de alimentos y en la salud La habilidad para cocinar, seguida de una receta y de las instalaciones disponibles, pueden jugar un papel importante en la elección de los alimentos. Si una persona se vuelve dependiente de los alimentos que requieren mínima preparación, o de alimentos preparados, pone una restricción en su elección, tal que los consumidores cada vez cocinarán menos2. Puesto que se sabe que la nutrición juega un papel importante en la salud, la preparación de los alimentos y las habilidades en la cocina tienen el potencial de afectar a la salud y el bienestar.
Las investigaciones se han centrado también en las habilidades en la cocina como un factor de las diferencias socioeconómicas en la dieta. Estudios en el Reino Unido e Irlanda han demostrado una asociación entre la ocupación o el nivel socioeconómico y las habilidades o la confianza para cocinar, y sugieren que la falta de confianza y las pocas habilidades para cocinar contribuyen al menor consumo de frutas y verduras en los grupos socioeconómicos bajos3. Otros estudios Europeos sugieren que las intervenciones dirigidas a las habilidades en la cocina pueden ser una estrategia eficaz para promover un modo de comer sano4.
Varias intervenciones basadas en la cocina se han centrado en los grupos desfavorecidos como medio para reducir la diferencia en la dieta relacionada con la salud. En Escocia se puso en marcha un estudio de intervención basado en las habilidades culinarias en zonas socialmente desfavorecidas, y mostró un efecto pequeño pero positivo en la mejora de la elección de alimentos y en la confianza a la hora de preparar alimentos, lo que puede ser útil como punto de partida para iniciar cambios dietéticos5. Los clubs de cocina después de la escuela también se han usado como un modelo para mejorar tanto las habilidad en la cocina como la unión de la comunidad6.
¿Saben como comer los europeos? En muchos países Europeos, la comida es una parte importante de la cultura, y los platos tradicionales se asocian con muchos países. Sin embargo, se está convirtiendo en motivo de preocupación que los jóvenes de toda Europa no están adquiriendo habilidades básicas en la cocina lo que les hace incapaces de tener autonomía a la hora de elegir los alimentos1. A pesar de la mayor accesibilidad a productos crudos, se está produciendo una bajada de las habilidades tradicionales en la cocina en un época de transición culinaria. En el Reino Unido, el 10% de la población señala el no saber cocinar como un factor limitante a la hora de elegir los alimentos7. De hecho, en el Reino Unido, incluso la estrategia del gobierno destacó la necesidad de mejorar las habilidades de los jóvenes en la cocina. Por el contrario, la cocina parece ser muy popular, tal y como indica la popularidad de los programas de cocina en la televisión, los libros de cocina y las revistas, pero este interés no significa que se aplique en la cocina.
Se ha pensado que la desaparición de habilidades en la cocina puede ser resultado de la situación actual de la mujer, cada vez se incorporan más al mundo laboral, mientras que tradicionalmente tuvo mayor responsabilidad en las actividades relacionadas con los alimentos en el hogar. Esto pone de manifiesto que hay descalificación en las tareas de preparación de alimentos. Además, los estudios han demostrado que la mayoría de la gente aprendió a cocinar con su madre; la presión sobre las madres trabajadoras puede decir que las habilidades en la cocina no se transmiten a los niños6. Esto crea una mayor dependencia de los alimentos de fácil preparación.
En los últimos años se ha visto una evolución en la cocina, pasando de los ingredientes como materias primas a alimentos preparados ampliamente disponibles2. El elegir usar alimentos de fácil preparación depende de una serie de factores, incluyendo factores económicos y sociales así como habilidades culinarias. Sin embargo, el saber cocinar no siempre garantiza que la comida será perfectamente preparada, ya que otros factores como la planificación del menú, el conocimiento y las facilidades para cocinar también son importantes. Por otra parte, puede ser necesario un cierto grado de habilidad para preparar algunos alimentos de fácil preparación. Actualmente las habilidades para preparar los alimentos pueden ser diferentes que en generaciones anteriores.
En un momento de creciente preocupación con respecto a la sostenibilidad alimentaria, las habilidades culinarias van más allá de la cocina y de la nutrición y los alimentos elegidos pueden tener implicaciones para la sociedad2.
El aumento de las comidas preparadas y alimentos de fácil preparación
Se ha estudiado que cada vez se consumen más comidas preparadas y alimentos de fácil preparación. Esto es especialmente significativo en el Reino Unido, donde el consumo de alimentos de fácil preparación es el más alto de Europa y la comida se cocina con menos productos frescos1. Sin embargo, hasta en Francia que es más tradicional respecto a cocinar con ingredientes básicos, con gran énfasis en la estructura de las comidas y en los aspectos sociales, parece que hay algún cambio hacia alimentos de fácil preparación, especialmente entre los adultos más jóvenes.
La comodidad se puede definir de varias formas: ahorro de tiempo es un elemento de comodidad, pero en términos alimentarios, la comodidad también puede significar reducir al mínimo el esfuerzo físico y mental que se necesita para la preparación de los alimentos. Las innovaciones tecnológicas, como el microondas, los cambios culturales hacia sociedades multiculturales con nuevos alimentos, el aumento de hogares unipersonales, que menos familias coman juntas y que las mujeres trabajen remuneradamente más horas, hace que aumente la demanda de alimentos de fácil preparación.
Un estudio realizado en Suiza demostró que, en general, la mayoría de la gente utiliza los alimentos de fácil preparación hasta cierto punto. El término “comida casera” se ha reinterpretado para incluir el uso de productos de fácil preparación, como los tomates en lata, verduras congeladas o pasta seca. Un estudio informó que incluso cuando se preparan en casa, la mayoría de las cenas incluyen algunos alimentos procesados, con un 36% de los platos ya comprados preparados para comer4.
Con el aumento del uso de comidas preparadas, se ha cuestionado si son saludables. Investigadores de Suiza informaron que en general la gente tiene mala imagen acerca de las comidas preparadas en cuanto a su valor nutricional y de salud4. Aquellos que consumían más comidas preparadas sentían que ahorraban tiempo con los alimentos de fácil preparación, que eran más saludables y que eran buenos para su economía que los consumidores que consumían menos comidas preparadas.
Cocinar para controlar la dieta y la salud Los alimentos preparados en casa tienden a ser más nutritivos que los que se preparan fuera, y una dieta variada y saludable la pueden lograr aquellos que normalmente cocinan a partir de alimentos e ingredientes frescos7. Además, cocinar desde el principio da al consumidor mayor flexibilidad en la elección de ingredientes, y por lo tanto permite seguir con mayor rigor las directrices de salud pública (relacionadas con nutrientes como la sal, grasas saturadas y azúcar) para ayudar a conseguir una dieta nutricionalmente equilibrada.
Las investigaciones muestran que aquellas personas que afirman haber estado más involucradas en la compra y preparación de alimentos o que cocinan más a menudo, suelen cumplir las recomendaciones dietéticas8. Por otra parte, un rechazo a cocinar se asocia con menor consumo de fruta y verdura9. La falta de confianza también puede ser importante. En un estudio realizado en Australia, se compró más cantidad de verdura y mayor variedad y se prepararon en casas donde el principal “cocinero” tenía confianza sobre como prepararlas. El estudio también mostró menor confianza a la hora de cocinar en grupos socioeconómicos más bajos3.
Implicaciones para la salud de cocinar y comer al mismo tiempo
Comer y cocinar a la vez es mucho más común en Francia que en Inglaterra1. El tener un patrón regular en las comidas y no saltarse el desayuno ocurre más en Francia. Sin embargo, incluso en Francia están emergiendo desestructurados hábitos alimentarios, aunque no en el mismo grado que en Inglaterra. Estas diferencias podrían explicar en parte la mayor prevalencia de obesidad en Inglaterra que en Francia1.
Muchos estudios han demostrado que comer en familia y otros aspectos estructurales de la comida, como el cenar acompañado, se asocia con una dieta más nutritiva, mayor ingesta de frutas, verduras, cereales y alimentos ricos en calcio8-11. Las investigaciones han demostrado que comer alimentos preparados fuera de casa y comer rápido se asocia con una dieta pobre y con una mayor ingesta de grasa total y de grasas saturadas11.
Conclusiones En una época donde las enfermedades relaciones con la alimentación siguen aumentando en muchos lugares de Europa, hay una gran necesidad de mejorar la salud pública. Recuperar las habilidades culinarias, así como aumentar la confianza para preparar una buena comida, puede tener un impacto muy positivo en la elección de alimentos e ingesta dietética. Se quiere incluir más ampliamente clases de cocina en los programas escolares y establecer estructuras en el hogar, incluyendo los hogares en los que solo viva una persona, que haga que cocinar sea una experiencia divertida para todas las edades.
Conclusiones En una época donde las enfermedades relaciones con la alimentación siguen aumentando en muchos lugares de Europa, hay una gran necesidad de mejorar la salud pública. Recuperar las habilidades culinarias, así como aumentar la confianza para preparar una buena comida, puede tener un impacto muy positivo en la elección de alimentos e ingesta dietética. Se quiere incluir más ampliamente clases de cocina en los programas escolares y establecer estructuras en el hogar, incluyendo los hogares en los que solo viva una persona, que haga que cocinar sea una experiencia divertida para todas las edades.
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